"Yo creo que es bueno para la relación que al menos una parte de ella sea a larga distancia..."



Pero quiero ser claro, solo una parte.
Ahora, definir que tan larga es esa parte y que tanta es la distancia es un poco más difícil.

Según mi experiencia, mi parte de la relación a larga distancia me enseñó a ser mas impulsivo y romántico. Por ejemplo, me llevo a viajar 6 horas hasta Buenos Aires, solo para ir a cine, a cenar, y pasar esas horas ella, antes de venirme para Europa.

También aprendí un montón acerca de herramientas tecnologícas de comunicación! Planes especiales de SMS´s, softwares de llamadas gratis, funcionalidad de chat en celular, cámaras de alta resolución y otro montón que ayudaron a la comunicación.

Por el lado no tan bueno, y siendo muy sinceros, es costoso. Todos los ahorros se van en pasajes aéreos y cuentas telefónicas.
También es innegable que hay momentos donde uno necesita un abrazo ó una caricia, y eso es irremplazable. Punto.

Otra cosa buena es que uno viaja, conoce y disfruta mucho de los lugares que visita, porque lo hace con la intensidad de saber que cada minuto con su novia será igual a 3 minutos de soledad mas adelante. Uno no quiere ni dormir!

Otro contra es que uno no siente que vaya madurando como pareja, porque como cada vez que uno se ve es por poquito tiempo es como siempre estar saliendo por primera vez y no hay tiempo de ver los defectos de tu pareja o esos otros detallitos que forman una necesaria cotidianidad que es la base para la evolución.

En conclusión, la parte de mi relación a distancia me enseñó a vivir cada momento con Carolina intesamente, me llevo a muchas ciudades del mundo, me enseñó a ser valiente, decidido, mas romántico y disciplinado pero también me aburrió el hecho de terminar nuestras conversaciones e irme a la cama solo. En ese momento nos dimos cuenta que la etapa de larga distancia debía terminar y afortunadamente, sentíamos lo mismo.